SANTA MARÍA MADRE DE DIOS. ORACIÓN PARA NOCHEVIEJA
Se me acaba el año, pero no la vida.
Se me acaba el tiempo del remordimiento.
Se me acaba una oportunidad perdida de haber hecho a mi alrededor crecer el pan y cosechar el vino.
Solo el trabajo redime al hombre.
Y la oración lo enaltece.
Solo vivir para los demás tiene sentido, restañar las heridas, suturar las diferencias, allanar los caminos, romper las amarras de aquellos que viven presos del odio, buscando venganza, sin paz para su guerra.
Hay muchas guerras por el mundo injustas y no necesito mirar a los periódicos o a la televisión para verlas porque las guerras anidan en el fondo de mi alma, en mi egoísmo reconocido, en mi afán de ser dueño de seguridades y de pequeños tesoros fútiles y pasajeros. Mi mordaz locura de ser “voyeur” del placer y disfrutarlo en secreto sin querer ser consentido.
Como si tu no fueras conocedor de ti mismo, testigo de tu historia, notario de tus debilidades y aplauso de tus fortalezas.
En la oración de esta nochevieja tengo que reconocer tantas cosas… ha cambiado la vida y he envejecido por dentro y por fuera.
Yo quisiera, Madre de Jesús, sentirme más vivo y más cercano a ti. Me ayudaría a creer! Pero me resulta tan difícil!
A veces me siento muy mal dentro de mí. Van pasando los años. Por fuera todo parece funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos… Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos trabajos. De vez en cuando me hago un arreglito espiritual de “chapa y pintura”. Hasta me confieso…
Pero como me gustaría renovar el motor de mi vida desde dentro! Te necesito, Madre de Dios, una alegría nueva y no solo un nuevo año.