JESÚS SOLIDARIO: GESTOS
II Domingo Ordinario
20 de enero del 2019
San Juan 2, 1-11
Jesús, el enviado de Dios, comienza su vida pública asistiendo a una boda de unos amigos de su madre.
Una boda es un acontecimiento social. La primera intervención pública de Jesús es en un acontecimiento social. No en el templo o en un lugar sagrado. Por recomendación de su madre trata de salvar del ridículo a una pareja de novios.
En aquellas aldeas pobres de Galilea una fiesta de bodas era lo más apreciado y popular de la vida.
San Juan dice en este evangelio que es su primer signo, es decir, la clave para entender lo que venia hacer en este mundo. No habla de milagro sino de signo que es igual a señal. Clave para un camino de salvación.
Jesús está iniciándonos en un camino. Como todo caminante al andar nuestro trabajo es descubrir los signos que Jesús nos da a conocer en nuestro camino.
Jesús salva la fiesta.
Jesús con sus signos nos salva.
El proyecto del reino de Dios está lleno de signos que nos conducen a la salvación.
Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente.
Por eso te conviene la fe, te conviene el evangelio, te conviene Jesús. Porque sí te hace falta es capaz de hacerte milagros para que tú vivas pendiente de hacer su reino, el Reino de Dios ahora en este tiempo sobre esta tierra nuestra.
Esto vale aún para aquellos que viven decepcionados de la religión, de cómo hacemos las cosas los curas, pero sienten la necesidad de vivir de manera más digna y dichosa. Jesús es más solidario y generoso que los que decimos representarlo.
Gestos son amores y no palabras que se la lleva el viento.